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Diacrónicamente hablando, la
pérdida de las consonantes en posición postvocálica tuvo importantes
consecuencias en la formación del sistema vocálico murciano. Los finales de palabra
históricos /aC, eC, oC/* se convirtieron en
/æ, ε, כ/,
y el mismo proceso vocálico se produjo en el interior de palabra en el caso de
vocales ante consonantes asimiladas, lo que llevó a la formación de un
sistema de ocho vocales (diez, según algunos lingüistas).
Otro rasgo muy peculiar del murciano es la armonía vocálica. Toda
aparición de
/æ, ε, כ/
en cualquier posición de la palabra implica que /aC, eC, oC/ no están
permitidas en ninguna de las sílabas precedentes. Por ejemplo, mañana /ma'ñana/
versus mañanas /mæ'ñænæ/. Sin embargo, este proceso no afecta a las
vocales /i/ y /u/. Este fenómeno de armonía vocálica se da en un ínfimo número
de lenguas
en todo el mundo.
Como hemos visto, a diferencia de lenguas como el castellano o el inglés (que
en la mayoría de los casos forman el plural añadiendo /s/ al final de palabra),
el murciano
cambia la vocal final. En este sentido, podemos
afirmar que los morfemas de número plural de los sustantivos y adjetivos murcianos son
/æ, ε, i, כ, u/, para
/a, e, i, o, u/ respectivamente. Sin embargo, el murciano va mucho más
allá, ya que no sólo cambia la vocal final, sino que, por medio de la armonía
vocálica, también se produce dicho cambio vocálico en todas las vocales
precedentes. Las únicas vocales que se mantienen siempre son /i, u/. Por
último, destacar que estos cambios de vocales finales son también los que
determinan el número y la persona de los verbos.
*C: Consonante.

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LAS VOCALES MURCIANAS] |